La prudencia es la mejor fórmula para evitar el robo de datos personales en la Red, pero a veces no basta con ello. Una web es segura si la empresa ha realizado una adecuación LOPD y una adaptación LSSICE de sus servicios online. Los hackers se las ingenian para conseguir hacerse con contraseñas y nombres de usuario de los internautas. En muchas ocasiones, simplemente lo hacen como modo de ganar fama y demostrar sus conocimientos, pero, en otras muchas, su intención es conseguir direcciones electrónicas para enviar spam y, en el peor de los casos, hacerse con datos especialmente sensibles, como son los datos bancarios.
Una buena medida que cualquier consultoría indicará para mantener los datos de los clientes a salvo es realizar actualizaciones de todos los programas y del sistema operativo de los ordenadores de la empresa. Sin duda, es una buena idea, ya que la mayor parte de las actualizaciones de software se deben, precisamente, a la necesidad de salvar fallos de seguridad que se han detectado en alguna auditoría.
Internet ofrece grandes posibilidades, pero también puede ser una fuente de problemas si no se usa con cuidado. A la hora de visitar páginas web y enviar datos a través de formularios o realizar compras online, se debe comprobar que estos sitios cumplen con la LOPD y la LSSICE.
Es muy importante, además, actualizar periódicamente las contraseñas, sobre todo las que se emplean en servicios bancarios, y que estas claves sean lo más largas posible y con una combinación de números, símbolos y letras mayúsculas y minúsculas.
El objetivo es ponérselo difícil a los programas que intentan descifrar contraseñas a través de los llamados ataques de diccionario, consistentes en probar con todas las palabras existentes de un idioma y sus distintas combinaciones.
No se debe actuar con temor en Internet, que tiene múltiples beneficios, pero sí con prudencia.