Los ataques informáticos no son un problema exclusivo del área técnica. Un incidente digital puede detener la producción, exponer datos sensibles o dañar la reputación de la empresa en cuestión de horas. Por eso, la alta dirección no puede limitarse a delegar la ciberseguridad en el departamento de IT: necesita hacer las preguntas adecuadas para asegurarse de que la organización está preparada y conocer mejor que nadie sus puntos débiles para fortalecerlos.
¿Estamos realmente protegidos contra ciberataques?
No basta con asumir que “seguro lo tienen todo controlado”. Preguntar directamente por el nivel de protección ayuda a entender qué medidas están activas: firewalls, antivirus, monitorización continua, copias de seguridad. La clave no es el tecnicismo, sino si tu organización está preparada para detectar y frenar un ataque antes de que impacte en el negocio. Para ello la formación en ciberseguridad para tu equipo es vital. Sin olvidar que también debemos estar prevenidos para proteger sus redes sociales.
¿Qué riesgos son los más críticos para nuestra empresa?
No todas las amenazas pesan igual. Para una clínica, el robo de historiales médicos puede ser devastador; para una pyme industrial, un ransomware que pare la producción es el mayor riesgo. El CISO o responsable de IT debe ser capaz de explicarlo en un lenguaje que los directivos comprendan, priorizando los escenarios más relevantes para la continuidad del negocio.
¿Qué proveedores o terceros podrían ponernos en riesgo?
Cada día dependemos más de software externo, servicios en la nube y consultoras. Y no siempre son tan seguros como creemos. Un fallo en un proveedor puede abrir la puerta a un ataque contra tu propia empresa. Preguntar por las medidas de seguridad en la cadena de suministro ayuda a tomar decisiones más informadas y a exigir garantías contractuales. La máxima que más vidas salva en las empresas es la de Zero Trust.
¿Tenemos un plan claro en caso de incidente?
Un buen plan de respuesta marca la diferencia entre recuperarse en horas o quedar paralizado durante semanas. El directivo debe asegurarse de que existe un protocolo documentado: quién avisa a quién, cómo se comunican los incidentes y cómo se retoma la actividad. No se trata solo de apagar incendios, sino de garantizar que la empresa sigue funcionando.
¿Estamos cumpliendo con las normativas de seguridad y protección de datos?
La ciberseguridad no es solo un tema técnico, también es un tema legal. RGPD, NIS2, ENS, ISO 27001… No hace falta que el directivo conozca todos los detalles, pero sí que pregunte si la empresa está cumpliendo con sus obligaciones y si existen riesgos de sanción o de pérdida de confianza por incumplimiento.
La seguridad empieza en la alta dirección…
Los directivos no necesitan ser expertos en ciberseguridad, pero sí hacer las preguntas correctas. Preguntar, escuchar y exigir claridad es parte de su rol de liderazgo. La próxima vez que te reúnas con tu responsable de IT o CISO, recuerda que tu empresa no solo se mide por sus resultados, sino también por su capacidad de protegerlos.