Al hablar de marketing legal, siempre se acaba recurriendo a los conceptos básicos del trabajo de una consultoría y auditoría dedicadas a la protección de datos, como la adaptación de la LOPD (Ley Orgánica de Protección de Datos) y la LSSICE (Ley de Servicios de la Sociedad de Información).
En cambio, en la mayoría de ocasiones se olvida un elemento tan básico como las cookies, un concepto cuyo nombre resulta muy conocido, pero realmente muchos no saben qué es exactamente.
Las cookies son un dispositivo de uso generalizado que se descarga en el ordenador de un usuario para almacenar datos, que pueden ser recuperadas posteriormente por la entidad que las ha instalado.
Almacenan una gran cantidad de información, pues ocupan varios megas. Existen de varios tipos, según se envíen desde el equipo gestionado por el propio editor o por un tercero.
Por su capacidad para almacenar datos del ordenador del usuario, que los prestadores de servicios pueden recuperar cuando deseen, las cookies plantean problemas de privacidad. Estas informaciones son recogidas y reutilizadas posteriormente para ofertar publicidad o desarrollar nuevos servicios.
Por lo tanto, es necesaria una regulación y un sistema en los que el consumidor sea consciente de lo que implica la instalación de estas cookies en su ordenador y para qué van a ser usados sus datos.
La LSSI es el marco legal de referencia para la regulación de su uso en el ámbito de la publicidad online. Su artículo 22 especifica que solo pueden utilizarse si los individuos han dado su consentimiento después de recibir información concreta y detallada acerca de su empleo posterior.
Para ello, el usuario del ordenador debe aceptar previamente la instalación de las cookies en su equipo a través de una acción expresa en el navegador. En consecuencia, resulta muy importante conocer la normativa que regula las cookies, pues su incumplimiento podría generar importantes consecuencias legales para la empresa.
