En torno a 1.000 millones. Este es, según la entidad Live Stats, el número de páginas web que actualmente existe en el mundo. En este amplio entorno digital, crear un «site» ya no es sinónimo de estar presente. Surgen así, en el contexto del marketing online, las redes sociales y el social media, estrategias que buscan situar un determinado contenido en las primeras posiciones de los buscadores y aplicar estrategias de SEO y SEM. En otras palabras, hacerlo visible y cercano a los usuarios.
Entre estas técnicas se encuentran las conocidas por las siglas SEO y SEM, dos métodos diferentes pero que cualquier consultoría de marketing online -por ejemplo, una agencia de marketing online de Valencia- recomienda atender conjuntamente.
El SEO (en inglés Search Engine Optimization) busca influir en los resultados naturales ofrecidos por cualquier motor de búsqueda. Sin embargo, el Search Engine Marketing -más conocido como SEM– trata de elevar la visualización de un determinado contenido en los resultados de pago. Esta es, de hecho, la principal diferencia entre ambos modelos. Mientras el SEO no requiere inversión, el SEM es un método de pago por clic.
La obtención de resultados enfronta también al SEO y al SEM. El primero supone acciones a largo plazo, a través de tácticas de mejora de contenido o atracción de enlaces, por ejemplo. Sin embargo, en el segundo supuesto los efectos son casi automáticos.
Respecto a sus técnicas, si el SEO supone el estudio y selección de aquellas palabras clave que ayuden a encaminar el tráfico de los usuarios hacia una web, el SEM centra sus esfuerzos en la capacidad de segmentación, tratando de acercarse al público objetivo.
En todo caso, a la hora de planificar estas campañas cabe tener en cuenta que son más efectivas cuando se opta por combinarlas. En resumen, SEO y SEM demuestran que, en el campo digital -como en el analógico-, la unión hace la fuerza.