La cuenta atrás ha terminado. Desde ayer, aquellas webs sin un diseño responsive serán penalizadas por Google en términos de posicionamiento. Esta medida solo afectará a las páginas que no hayan hecho sus deberes, de forma que verán cómo el tiempo y dinero invertidos por sus empresas en el mundo virtual y redes sociales hacen aguas. Por eso, repasamos la importancia de este cambio y cómo una consultoría de marketing puede ser de gran utilidad para afrontarlo con seguridad.
Muchos empresarios aún se plantean qué es un diseño responsive. Pues bien, consiste en adaptar una web para que pueda ser visualizada de forma correcta desde cualquier dispositivo móvil, independientemente del tamaño y resolución de pantalla. En definitiva, se trata de ofrecer una experiencia de usuario lo más satisfactoria posible.
Esta medida se basa en una realidad: el móvil es la principal vía de acceso a Internet. Y la máxima de Google es adaptarse a los hábitos de sus usuarios. Por eso, ayer 21 de abril cambió su algoritmo a favor de aquellas webs optimizadas para móviles y castigará en sus búsquedas orgánicas a las que aún no sean “amigables”. Por suerte, existen empresas de marketing expertas en usabilidad web.
El buscador ya ha dado el primer paso y está enviando mensajes a los responsables web. Además, desde su blog oficial para webmasters se puede acceder a una prueba de optimización. Con esta y otras herramientas de marketing las empresas pueden conocer si su web es funcional o no. Asimismo, Google ofrece un informe con los principales fallos. Entre ellos, redirecciones irrelevantes, vídeos que no se pueden reproducir o contenidos con un ancho excesivo.
Ya no es una opción, es un imperativo. Aquellas empresas que no tengan una web responsive no estarán online. O, al menos, no serán lo suficientemente visibles para sus clientes.