A medida que los sistemas de seguridad avanzan en Internet, también lo hacen las formas de quebrantarlos. Esto es lo que deben pensar los responsables de TOR, una red anónima para el uso de Internet, que han visto como corre peligro el anonimato de los usuarios debido a una vulnerabilidad en el navegador Firefox. Concretamente han identificado la existencia de un malware que desvela la dirección IP de los usuarios de TOR. El FBI podría estar detrás de este ataque, la acción formaría parte de sus investigaciones a sospechosos de pederastia. Una disyuntiva que está en boca de más de una consultoría de protección de datos y que a buen seguro dará que hablar en los próximos días.
Para quien no haya oído hablar de The Onion Router, más conocida como TOR, se trata de una red superpuesta a Internet, donde las direcciones IP de los usuarios permanecen anónimas gracias a un sistema de cifrado de comunicaciones. El proyecto es impulsado por diversas asociaciones y particulares que consideran que el anonimato en Internet es un derecho y defienden la protección de datos y la intimidad como algo primordial. Ahora este anonimato está en jaque, ya que al visitar determinados sitios web se ha detectado una brecha en la seguridad, presente principalmente en Javascript y Firefox, y enfocada a usuarios de sistemas operativos Windows.
De momento esta debilidad se ha solucionado gracias a una actualización del software de TOR. No obstante como medida preventiva, desde TOR, recomiendan a los usuarios que deshabiliten Javascript y que cambien el sistema operativo Windows por otros más seguros como OSX o Linux.
El malware podría proceder del FBI
Se cree que el propio FBI puede estar detrás del malware que permite descubrir quién opera tras las IP encriptadas de TOR. Esta hipótesis se fundamenta en que el FBI está llevando a cabo una redada contra la pederastia con el objetivo de reducir y eliminar este tipo de delitos. Recientemente se detuvo a un individuo que, presumiblemente, se había conectado a la red de TOR para difundir pornografía infantil asegurándose su anonimato. Si estas sospechas finalmente se confirman, el debate entre protección de datos e intimidad y garantía del bien común, volverá a estar encima de mesa de la sociedad americana una vez más.