La vida de los menores está intrínsecamente ligada a Internet, que se ha convertido en una herramienta esencial para estudiar, socializar, explorar nuevos intereses y, por supuesto, satisfacer su curiosidad. Durante esta etapa de desarrollo, el despertar de la sexualidad intensifica su interés por temas como las relaciones, el amor y el sexo. La Red, accesible y sencilla, se erige como una fuente inagotable de información, incluyendo contenidos de índole sexual. El acceso temprano a la pornografía por parte de menores no solo plantea riesgos psicológicos y emocionales, sino que también tiene implicaciones directas sobre la privacidad y la protección de sus datos personales. En un mundo digital donde los menores navegan sin las herramientas necesarias para discernir los riesgos, su exposición a estos contenidos no solo afecta su desarrollo, sino que los convierte en un blanco para la explotación de datos personales.
Consecuencias psicológicas y riesgos sobre la privacidad
El impacto negativo del consumo de pornografía en menores ha sido documentado por varias entidades, incluidas la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), que mediante la siguiente infografia ha advertido que este tipo de contenido afecta de manera profunda el bienestar psicológico de los menores. Uno de los riesgos es la adicción, que puede generarse a partir de la exposición continua, produciendo un deterioro en las capacidades cognitivas y emocionales del menor. Pero además de los efectos emocionales, este consumo está vinculado con la explotación de datos personales.
El acceso a la pornografía en línea está a menudo ligado a plataformas que rastrean y recopilan información sensible. Al navegar por estos sitios, los menores dejan huellas digitales, exponiéndose a la posibilidad de que sus datos personales, como hábitos de consumo, ubicación y perfiles de comportamiento, sean recopilados sin su conocimiento o consentimiento. Esta práctica, conocida como explotación de datos, abre la puerta a que terceras partes utilicen esta información para manipular o vulnerar aún más la privacidad de los menores.
Normalización de la violencia sexual y recopilación de datos personales
Uno de los problemas más graves asociados al consumo de pornografía en menores es la normalización de la violencia sexual y el riesgo que esto supone para su seguridad. La AEPD ha destacado que este tipo de contenido distorsiona la percepción de las relaciones sexuales, promoviendo estereotipos de género y comportamientos violentos. Los menores, al estar en una etapa de desarrollo y construcción de su personalidad y su sexualidad, pueden adquirir una idea errónea, imprecisa o negativa de las relaciones afectivas y sexuales. También pueden llegar a tener dificultad para establecer la diferencia entre la realidad y la ficción, asumiendo como referentes conductas denigrantes o de riesgo, estereotipos negativos o expectativas irreales.
En España, la Ley General de Comunicación Audiovisual de 2022 exige, como medidas para la protección de personas menores de edad frente a determinados contenidos audiovisuales, que los prestadores de servicios de intercambio de vídeos a través de plataforma han de establecer y operar sistemas de verificación de edad de las personas usuarias con respecto a los contenidos que puedan perjudicar el desarrollo físico, mental o moral de la población menor de edad y que, en todo caso, impidan su acceso a los contenidos más nocivos como la violencia gratuita o la pornografía. Sin embargo, la realidad es que muchas plataformas de este tipo no cuentan con dicho sistema de verificación provocando que cuando los menores acceden a estos sitios, intercambian su privacidad por contenido.
La AEPD alerta que estos sitios se aprovechan de los datos personales de los menores para rastrear su actividad en línea. De hecho, la pornografía en internet «se paga con los datos personales» de los usuarios, lo que permite a las plataformas recopilar y utilizar la información para dirigir publicidad, contenido y servicios personalizados. Esto representa una violación del derecho a la privacidad del menor, dado que los datos recogidos pueden ser utilizados para generar patrones de consumo y hacer más difícil para los jóvenes romper con la adicción.
Los ciberdelincuentes también pueden aprovechar la falta de protección en estos sitios para acceder a información personal de los menores, haciéndolos más susceptibles a ciberataques, extorsión o incluso grooming. Esta vulnerabilidad pone de relieve la importancia de proteger a los menores, no solo en términos de su bienestar psicológico, sino también desde una perspectiva de ciberseguridad y protección de datos.
Protección de menores y medidas de compliance en la privacidad
La implementación de sistemas de verificación de edad, el uso de herramientas de control parental y la adopción de políticas claras de privacidad pueden limitar el acceso de los menores a contenido pornográfico y asegurar que su información personal no sea mal utilizada.
La relación entre el consumo de pornografía por menores y la explotación de sus datos personales es un tema complejo que requiere la atención de padres, educadores y empresas tecnológicas. Para estos últimos la agencia ofrece una guía al respecto.