¿Cómo gestionan los centros educativos la normativa de uso de dispositivos móviles en el colegio?
En los centros educativos, la tecnología debe ser una aliada y no, una enemiga del aprendizaje de los alumnos. Su concentración y su atención deben tener solo un fin, adquirir los conocimientos que cada día les proporcionan sus docentes. Por ello, la normativa de uso de dispositivos móviles en el colegio o en cualquier centro educativo, es una herramienta fundamental para equilibrar el aprendizaje digital y la protección de los estudiantes en el entorno escolar.
Recientemente, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha publicado orientaciones específicas para guiar a los centros en el establecimiento de reglas claras sobre el uso de estos dispositivos, con el objetivo de asegurar que se mantiene un entorno seguro para los alumnos y se minimizan los riesgos asociados al uso inadecuado de los móviles en el colegio.
¿Pero, en qué papel deja esto a los centros educativos? ¿Cómo gestionan estas situaciones? Te lo contamos en este artículo.
Las orientaciones de la AEPD para el uso de móviles en centros educativos
Estas recomendaciones pretenden que los centros educativos que todavía no cuentan con ello desarrollen e implementen políticas específicas y prácticas sobre el uso de dispositivos móviles, ajustándose a las necesidades de sus estudiantes y contextos educativos.
Para evitar las distracciones en horario lectivo, muchos centros ya han adoptado la prohibición de móviles en el colegio, que obliga a los alumnos a dejar los dispositivos apagados y guardados en taquillas o mochilas antes de ingresar al aula. Esta medida ayuda a preservar la concentración y facilitar el aprendizaje sin las interrupciones de los múltiples estímulos que supone este dispositivo, como las notificaciones o redes sociales.
En algunos centros, ya se han implementado protocolos adicionales de custodia de móviles, donde los alumnos deben entregarlos al inicio de la jornada y los recuperan al final del día. Esta estrategia, además de evitar distracciones, reduce el riesgo de ciberacoso entre estudiantes durante el horario escolar. En casos específicos, la Agencia Española de Protección de Datos pone a disposición de los interesados un Canal prioritario para comunicar la publicación no autorizada en internet de contenido sexual o violento y solicitar su retirada de forma urgente. Así como ha publicado un documento que recoge de forma sencilla cómo deben los centros educativos realizar la correspondiente denuncia si detectan este tipo de situaciones.
En casos, como excursiones o eventos educativos fuera del colegio, los dispositivos pueden ser permitidos bajo una supervisión directa y con restricciones en su uso.
La AEPD también recomienda que, ante situaciones donde se detecte un uso indebido de los móviles, los centros cuenten con protocolos de actuación rápida y efectiva. Por ejemplo, algunos colegios han instalado sistemas de alerta interna, donde los docentes informan a un equipo específico sobre comportamientos de riesgo, como el acceso a contenidos inadecuados o el uso de redes sociales para difundir imágenes sin consentimiento. Estos equipos pueden responder con medidas disciplinarias o informativas, que pueden variar desde una reunión con los padres hasta actividades de concienciación para los estudiantes implicados.
La colaboración entre centros educativos y familias es esencial en este proceso. Al establecer este tipo de políticas, los colegios suelen informar a los padres y animarlos a establecer normas de uso de móviles también en casa, promoviendo así una educación digital coherente y continuada.
Gracias a estas orientaciones y ejemplos de buenas prácticas en diferentes centros, se están generando entornos más seguros y favorables para el aprendizaje y desarrollo de los estudiantes en la era digital.
Argumentos en contra y a favor del uso de móviles en el aula
La normativa de uso de dispositivos móviles en el colegio sitúa a los centros y los docentes en el desafío de gestionar el equilibrio entre los riesgos y beneficios del uso de móviles en las aulas. Los argumentos en contra del uso del móvil en clase resaltan la necesidad de mantener un entorno de aprendizaje enfocado y evitar distracciones que puedan interferir con el rendimiento de los estudiantes. Los dispositivos, incluso en un ambiente supervisado, pueden exponer a los menores a ciertos riesgos, como el uso no controlado de redes sociales o el acceso accidental o intencionado a contenidos inapropiados. Ante estos desafíos, los centros cuentan con la potestad de limitar su uso e intervenir ante posibles incidencias para salvar tanto la privacidad como la concentración de los estudiantes.
Por otro lado, los argumentos a favor del uso del móvil en clase defienden que, bajo la guía de los docentes, los dispositivos pueden ser herramientas educativas valiosas. Utilizar aplicaciones y contenidos digitales para complementar las lecciones permite un aprendizaje más interactivo y fomenta la alfabetización digital en un entorno seguro y controlado. No obstante, aunque haya centros que argumentan los beneficios del uso del móvil, es crucial que los centros establezcan normas y procedimientos claros que regulen su uso, promoviendo que los móviles no se desvíen de su propósito educativo.
La responsabilidad de los centros docentes va más allá de prohibir o permitir el uso de móviles. Estas situaciones implican una labor de orientación en la que se supervisa el cumplimiento de las normas establecidas y se educa en el uso responsable de la tecnología.
Cultura de responsabilidad digital en los centros educativos.
Para que la normativa de uso de dispositivos móviles en el colegio cumpla plenamente su objetivo, los centros educativos deben apostar por un enfoque que vaya más allá de la mera regulación. Deben enfocarse en educar y concienciar a los alumnos del uso responsable de la tecnología.
Esto implica que, además de implementar políticas restrictivas o de supervisión, los centros pueden tomar iniciativas como ofrecer talleres y programas específicos que desarrollen la conciencia digital y la capacidad de autorregulación en los estudiantes. Al proporcionar herramientas prácticas y formación continua en competencias digitales, los colegios contribuyen a que los alumnos no sólo comprendan las normas, sino que comprendan la importancia de realizar un uso seguro y ético en su relación con la tecnología, preparándose para los retos de un mundo cada vez más digital. Además, puede ser de ayuda para los centros educativos apoyarse en servicios de asesoría en ciberseguridad y privacidad como los de Gesprodat para garantizar que su entorno educativo esté protegido frente a riesgos digitales, fortalecer la seguridad y la privacidad de los datos de sus estudiantes.