Solo si has estado dentro de una cueva, no sabrás que el pasado 16 de julio en Boston, durante un concierto de Coldplay, una pareja fue captada por la popular «kiss cam». Aquello, que pretendía ser un momento divertido se volvió rápidamente viral en redes, tras la difusión de especulaciones sobre una supuesta infidelidad entre el CEO de la empresa Astronomer y su directora de Recursos Humanos, afectando la privacidad de las personas involucradas.
El caso vuelve a estar sobre la mesa debido a que la indiscreta kiss cam de Coldplay ha vuelto a hacer de las suyas al “cazar” al futbolista Lionel Messi en su objetivo.
¿Qué pasó exactamente?
En medio del concierto, la «kiss cam» enfocó a una pareja abrazada, que reaccionó escondiéndose de la cámara, algo que no ayudó a la situación. En redes sociales, se les dio contexto a la escena: supuestamente el protagonista implicado estaba con una mujer que no era su pareja habitual.
A las pocas horas, la difusión de la emisión, con casi 125 millones de visualizaciones, multiplicó su alcance de manera desorbitada y sin control y los comentarios no tardaron en señalar a los protagonistas como si fueran personajes públicos. Esto derivó en la dimisión de Andy Byron,l CEO de la compañía y de la de Kristin Cabot, su acompañante en ese fatídico momento.
¿El problema?
Si alguna vez has estado en un evento masivo de este tipo (conciertos, partidos, etc), te conviene saber qué implicaciones legales y éticas puede tener algo tan aparentemente inofensivo como una cámara en el estadio.
Las personas en ningún momento habían dado su consentimiento para aparecer en pantallas gigantes ni en redes. Se convirtieron en protagonistas involuntarios que sufrieron, además, consecuencias en su vida laboral y en su vida personal, unido a una persecución mediática añadida. Aunque presentes en un evento público, esto no significa que su imagen pueda ser usada libremente, y mucho menos con fines virales o sensacionalistas.
¿Qué dice la ley sobre esto?
✔ Estás en un sitio público, ¿vale todo?
No. Aunque estés en un estadio o concierto, tu derecho a la privacidad sigue vigente.
El Reglamento General de Protección de Datos establece que no se puede utilizar la imagen de una persona identificable sin su consentimiento, especialmente si se difunde en redes o medios.
✔ ¿Y si es por entretenimiento?
Aquí entra el matiz: grabar a personas para fines internos del evento (pantallas en vivo, por ejemplo) puede estar justificado si se informa antes, por ejemplo, en las condiciones del ticket.
Pero publicarlo en redes sin autorización —y especialmente si daña la reputación o expone la vida personal— puede cruzar una línea legal y ética.
¿Qué podemos aprender de este caso?
Si organizas eventos, los difundes o simplemente usas redes sociales, considera estas buenas prácticas:
- Informa claramente si habrá grabaciones o transmisión en vivo.
- Evita enfocar a personas sin consentimiento explícito, especialmente en momentos íntimos o sensibles.
- Piensa antes de compartir: aunque algo parezca gracioso o viral, podrías estar invadiendo la privacidad de alguien.
La tecnología y el entretenimiento no deben pasar por encima del respeto a las personas. El caso Coldplay no es solo una anécdota viral, es una llamada de atención sobre cómo tratamos la imagen ajena en espacios públicos.
Te conviene recordar que detrás de cada rostro hay una historia, y la privacidad sigue siendo un derecho, incluso entre luces y aplausos.