Una brecha de seguridad puede comprometer la seguridad y el futuro de tu empresa. Cada día nos llegan noticias sobre ciberataques o pérdidas de datos en organizaciones de todos los tamaños. Incluso empresas como Google, Apple o Facebook se han visto comprometidas, como un reciente incidente que ya se cataloga como el mayor caso de robo de datos.
Si esto le ocurre a los gigantes de la tecnología ¿Sabríamos realmente cómo actuar si esto sucede en nuestra compañía? Vamos a analizarlo a continuación.
Para empezar, tengamos claros cuáles pueden ser las consecuencias: Una brecha de seguridad no solo puede comprometer información valiosa, sino que también puede dañar seriamente la confianza de clientes y trabajadores.
Por ello, es clave saber cómo responder, tanto desde la ciberseguridad como desde el cumplimiento del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
Comencemos por el principio ¿Qué es una brecha de seguridad y por qué importa?
Una brecha de seguridad es un incidente de seguridad que afecta a datos de carácter personal.
Este tipo de incidente puede tener un origen accidental o intencionado y además puede afectar a datos tratados digitalmente o en formato papel. En general, se trata de un suceso que ocasione destrucción, pérdida, alteración, comunicación o acceso no autorizado a datos personales.
Veamos algunos ejemplos de casos que pueden llevar a una brecha de seguridad:
1. Brechas de seguridad provocadas de forma INTENCIONAL (ataques o acciones maliciosas):
- Robo de un portátil con el objetivo de obtener información confidencial.
- Ataque de ransomware para paralizar los sistemas y pedir rescate económico.
- Ataques de phishing dirigidos (spear phishing) para obtener credenciales o acceso a sistemas críticos.
- Acceso físico no autorizado de manera premeditada (espionaje industrial, sabotaje).
- Uso malicioso por parte de un empleado (insider threat), como robo de bases de datos o sabotaje informático.
- Venta o filtración intencionada de datos de clientes o de la empresa por parte de empleados desleales o ex-empleados.
- Instalación deliberada de malware o puertas traseras por parte de atacantes externos o internos.
- Suplantación de identidad en sistemas críticos para cometer fraudes o robos.
2. Brechas de seguridad provocadas por errores, despistes o mala praxis (sin intención maliciosa):
- Envío accidental de un correo electrónico con datos sensibles al destinatario equivocado.
- Uso de contraseñas débiles o repetidas sin intención maliciosa, pero que expone la seguridad.
- Pérdida o robo de un dispositivo móvil o portátil sin cifrado debido a despiste o descuido.
- Descarga accidental de malware o software no autorizado por parte de un empleado sin conocimientos técnicos suficientes.
- Errores de configuración en servidores, aplicaciones o servicios en la nube, exponiendo información pública sin intención.
- No aplicar parches de seguridad o actualizaciones a tiempo por olvido o falta de procedimientos.
- Uso de redes Wi-Fi públicas sin VPN para trabajar, sin intención de vulnerar la seguridad.
- Compartir información sensible en redes sociales, foros o sitios públicos sin darse cuenta.
- Fallo en los sistemas de backup (copias de seguridad) o recuperación de datos por mala planificación o negligencia.
- Uso compartido de cuentas o credenciales entre varios empleados para «facilitar» el trabajo, sin conocer los riesgos.
Cómo afectan estas filtraciones y cómo podemos prevenirlas
Desde la protección de datos, estas situaciones pueden afectar directamente a los derechos y libertades de las personas. Desde la ciberseguridad, pueden poner en jaque toda la operativa de la empresa. Por tanto, no es solo un problema técnico o legal, sino una situación que exige una respuesta clara y rápida.
La formación, la información y la prevención son clave para evitar este tipo de situaciones que dañan a las empresas. Y, si ya has sufrido un incidente de ese tipo, desde Gesprodat podemos ayudarte a solucionarlo.