¿Te imaginas no saber en qué gasta tu ayuntamiento el dinero público, o qué leyes se aprueban que afectan a tu vida? Si no existiera el acceso a la información, la ciudadanía no podría supervisar a las instituciones ni tomar decisiones informadas.
Por eso, cada 28 de septiembre se celebra el Día Internacional del Derecho de Acceso Universal a la Información, que nos recuerda que la transparencia es la base de la confianza y la participación ciudadana.
El acceso a la información no es un privilegio, es un derecho humano. Y como todo derecho, solo sirve si se ejerce. Significa que cualquier persona, sin importar su profesión o situación, puede conocer cómo funcionan las instituciones que influyen en su vida.
Si no existiera este día, se perdería un espacio clave para visibilizar la importancia de la transparencia y del acceso a la información, lo que podría debilitar la conciencia ciudadana sobre sus derechos y limitar la presión social para que los gobiernos sean más abiertos y responsables.
Piensa en un trabajador que quiere saber cómo se gestiona el presupuesto de su ayuntamiento, en un padre que busca información sobre la seguridad del colegio de su hijo, o en un paciente que necesita datos claros sobre su hospital. La información nos permite tomar mejores decisiones. ¿Cómo reclamar un derecho si no sabes qué te corresponde?
La UNESCO, promotora de este día, insiste en que la información clara y accesible es la base de sociedades más justas. Y en 2015 proclamó oficialmente este día, reconocido después por la Asamblea General de la ONU en 2019. Su origen está vinculado al movimiento global por la transparencia y la lucha contra la corrupción. Desde entonces, cada 28 de septiembre se recuerda que la información debe estar disponible para todas las personas de manera equitativa y sencilla.
Sin embargo, aunqueaún queda trabajo para mejorar, como organismos que ofrecen páginas web difíciles de entender, burocracia lenta o datos desactualizados, muchos municipios ya publican sus presupuestos en portales de transparencia. .
Por eso, la celebración de este día es también un recordatorio a los gobiernos y organizaciones para que faciliten el acceso con lenguaje sencillo, canales digitales y mecanismos de consulta rápidos.
A pesar de ello, muchos municipios ya publican sus presupuestos en portales de transparencia. Esto permite ver en qué se gasta el dinero público y hacer preguntas cómo: “¿Se están priorizando las necesidades de mi barrio?” Otro ejemplo es el acceso a estadísticas oficiales sobre empleo o medio ambiente, que ayudan a empresas, trabajadores y ciudadanos a anticipar cambios y adaptarse mejor.
Pero el acceso a la información no se limita al ámbito público. También las empresas privadas deben ser claras con sus clientes y trabajadores. Una política de privacidad transparente o unas condiciones laborales explicadas con sencillez son formas de garantizar este derecho. Si gestionas una organización, recuerda: la transparencia, junto a la ética corporativa, reduce riesgos legales, fortalece la confianza y atrae talento.
La información no es solo poder: también es protección. Con ella evitamos abusos, reducimos desigualdades y fortalecemos la democracia. Cuanto más fácil sea acceder a los datos que nos afectan, más preparada estará la sociedad para responder a retos como la desinformación, las crisis sanitarias o el cambio climático.
El acceso universal a la información no es un lujo: es la linterna que nos permite ver con claridad en un mundo lleno de dudas, úsala para tomar mejores decisiones y contribuir a una sociedad más participativa. Haz preguntas, busca respuestas, exige transparencia. Porque una sociedad informada no solo decide mejor: también se protege, progresa y es más libre.