Cualquier consultoría de protección de datos afronta la resolución de dudas relacionadas con el Derecho de las nuevas tecnologías. Muchas de ellas están asociadas a leyes como la LOPD y LSSICE y los nuevos productos y formatos vinculados a los últimos avances tecnológicos.
En este sentido, cabe señalar que empresas y particulares no están exentos de garantizar la seguridad de los documentos que manejan. En caso de que se desvelaran informaciones protegidas por leyes como las citadas, se estaría incurriendo en delito.
Por otra parte, no basta únicamente con acabar físicamente con estos documentos. También hay que garantizar que no se vulneren los derechos de protección de datos durante todo el proceso conducente a la destrucción de los mismos, el cual incluye su custodia e involucra a distintos tipos de personal.
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En primer lugar, no se ha de contratar para este fin a empresas que se dedican al reciclaje y a la recuperación de residuos. Estas empresas no satisfacen las garantías mínimas de seguridad.
En este sentido, existen firmas que se encargan, de manera profesional, del servicio de destrucción segura de documentos.
Cumplen los protocolos (contractualizados de forma escrita) establecidos por las auditorías de la entidad NAID, la cual expide el certificado AAA-NAID. Por su parte, la norma alemana DIN no asegura unos estándares de calidad suficientes en este proceso.
En el capítulo de consejos, aparte de apostar por las empresas auditadas por NAID, hay que tener en cuenta las cláusulas de confidencialidad de sus empleados, su posesión de medios de destrucción propios y un tamaño adecuado de la partícula de destrucción. Hay que asegurarse, además, de que los documentos que van a ser destruidos no acaben siendo destinados a fines espurios u objeto de malas prácticas.
En definitiva, una cuestión de la máxima seriedad que requiere la cooperación profesional oportuna y la destrucción de documentos segura supone una actividad imprescindible.
