Con frecuencia se instalan aplicaciones en los móviles sin tener en cuenta los permisos que estas piden al usuario para su ejecución, pasándolos por alto y aceptando las condiciones sin ni siquiera leerlas. La LOPD nos recuerda la especial función que el Derecho cumple con las nuevas tecnologías para evitar los robos de datos.
Las aplicaciones instaladas en los teléfonos móviles precisan de realizar acciones variadas para funcionar, para ello, el usuario ha debido de aprobar anteriormente (en el momento de la instalación) los permisos que esta exige, el problema es que en muchas ocasiones no se tienen en cuenta las repercusiones que pueden tener en la seguridad y privacidad.
Los permisos son, por tanto, un conjunto de acciones que el usuario permite a la aplicación realizar en el dispositivo y acceder a la información que contiene. Ejemplo de ello son: el acceso a los SMS, ubicación geográfica, datos almacenados, etc. Por esto, sirven a la aplicación para realizar su función correctamente, el problema llega cuando solicita permisos que nada tienen que ver con sus funciones (por ejemplo, una aplicación de linterna que solicita acceso a la agenda).
La consultoría de protección de datos recomienda seguir unas medidas para proteger nuestro derecho a las nuevas tecnologías y no solo conformarse con las leyes como LOPD y LSSICE.
– Instalar exclusivamente en las aplicaciones oficiales como Google Play o Itunes.
– Revisar los permisos antes de instalar la aplicación.
– Deshabilitar, si es posible, los permisos no necesarios.
– Hacer uso de un antivirus que controle y realice un seguimiento de dichos permisos.
Una vez más, está en poder del usuario la protección de su propia seguridad para evitar que terceros puedan acceder a sus datos sensibles. Actuar de manera cautelosa evitará que los datos puedan acabar en manos no deseadas bajo nuestra “autorización”.
