Las redes sociales se han convertido en poco tiempo en un elemento tan habitual como utilizado en el día a día de muchas personas. Una forma divertida y sencilla de comunicarse o aumentar la reputación online en el caso de las empresas en la que se ponen en circulación datos íntimos, muchas veces de forma casi inadvertida. Y esto ocurre tanto con las personas físicas como con las jurídicas, que se han lanzado en masa a explotar las redes sociales en sus estrategias de marketing online.
Por todo ello lo ideal sería tener muy claro una serie de criterios básicos que marcarán la interactuación entre redes sociales y datos personales, y que permitirán evitar errores provocados por el desconocimiento.
En primer lugar hay que ser perfectamente conscientes de que lo publicado en una red social pasa a estar, de una u otra forma, fuera del control del usuario, y esto, que puede ser positivo en una estrategia de internacionalización empresarial, quizás no lo es tanto en el ámbito privado. Los filtros de privacidad que presentan la mayoría de estas redes resultan efectivos sólo hasta cierto punto, por lo que la cautela es el arma principal del titular para proteger su intimidad.
Otro elemento que se debe tener muy en cuenta para mantener a buen recaudo los datos personales es tener una actitud beligerante al respecto. Es decir, dejar siempre bien claro, en cada post o intervención, que esa fotografía que cuelgas tiene los derechos reservados, o que los datos que se puedan extractar de tu cuenta están protegidos por la LOPD. Y, en última instancia, no dudar en denunciar cualquier infracción ante la sede de la Agencia Española de Protección de Datos en Madrid. De esta forma te irás construyendo una identidad digital perfectamente definida en relación a tu intimidad personal.