Distintos aeropuertos españoles están trabajando para implantar el reconocimiento biométrico en su red aeroportuaria, un paso más en la verificación de identidad. Este programa es un avance tecnológico que puede dar a los pasajeros una experiencia más flexible y cómoda. Pero ¿cómo afectará esto a los pasajeros en aeropuertos? Todas las claves, en este artículo de Gesprodat.
¿Cómo funciona el reconocimiento biométrico?
En términos informáticos, los sistemas biométricos constan de hardware y software necesarios para el proceso de identificación. El primero incluye, principalmente, sensores, que son los dispositivos encargados de extraer las características físicas de la persona. Una vez obtenida la información del sensor, se deben realizar las tareas de acondicionamiento necesarias mediante diferentes métodos según el sistema biométrico utilizado (software).
Los principales tipos de sistemas son:
- Reconocimiento de la huella dactilar.
- Reconocimiento facial.
- Reconocimiento de iris/retina.
- Geometría de dedos/mano.
- Autentificación de la voz.
- Reconocimiento de la firma.
Estos sistemas se basan en tecnología que recopila, procesa y analiza ciertas características morfológicas de una persona. Todos tienen información biológica que los diferencia de los demás y los hace únicos. Los dispositivos, lectores o terminales biométricos verifican automáticamente la identidad de una persona midiendo algunas de estas.
Generalmente, la referencia medida se obtiene registrando con anterioridad a una persona en un lector biométrico. De este modo, se efectúa una verificación adicional comparando los datos obtenidos durante esta comprobación con los que se han almacenado en el proceso de registro.
En otras palabras, esta tecnología utiliza el reconocimiento facial y del iris. En consecuencia, los pasajeros pueden facturar, rellenar los formularios de inmigración, embarcar sin contacto, reducir el tiempo de colas, apoyar las medidas sanitarias y de seguridad y contribuir al medio ambiente. La razón de esto último es que no se generan tarjetas de embarque u otros documentos.
El objetivo de AENA es que los viajeros se inscriban en el programa de biometría solo una vez, de modo que se pueda utilizar en cualquier aeropuerto de su red y en cualquier aerolínea participante en el programa. Cuando el pasajero realiza el check-in y se ha efectuado el reconocimiento de pasaportes, la tarjeta de embarque resultante se vincula automáticamente a la ficha de datos.
¿Cómo afecta a las escalas?
El recorrido y la espera del pasajero a la hora de hacer escala en otro aeropuerto son más amenos, ya que se evita el contacto en todo momento. El motivo es que la imagen de su rostro y la conexión del pasaporte están en la base de datos y solo debe posicionarse en frente del aparato para su reconocimiento. Sin duda, un ahorro de tiempo que se hace patente, especialmente, en temporadas altas.
En todo momento, los viajeros evitan tratar con el personal del aeropuerto, pero también han mejorado su experiencia de viaje al reducir los tiempos de espera. Este tiempo también es una oportunidad para las empresas aeroportuarias, porque se amplía el tiempo de los pasajeros para consumir en las zonas del aeropuerto, ya sea en tiendas o en restauración.
En definitiva, el reconocimiento biométrico de pasajeros en aeropuertos es una realidad. Esto ha hecho que aumenten las ventas de esta tecnología y se acelere la adopción de la biometría a la vez que se expande su uso en todo el mundo. Para los aeropuertos y las aerolíneas, el reconocimiento facial hace que el proceso sea más eficiente, preciso y seguro.