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Qué es el Internet de las cosas (IoT) y cuáles son sus riesgos

El Internet de las cosas (IoT, de las siglas de la expresión inglesa Internet of things) hace referencia a la capacidad de conectarse a la red de todos los aparatos y dispositivos electrónicos que están preparados para almacenar y recopilar datos con el objetivo de ofrecerte unas mejores prestaciones. A continuación, te explicamos en profundidad cómo funciona este sistema y sus implicaciones respecto a la protección de datos.

¿Qué es el Internet de las cosas (IoT)?

Para entender bien qué es el IoT, es importante primero pensar en cómo funcionan los dispositivos que necesitan estar conectados a la red para brindarnos todos sus beneficios. Tenemos relojes que nos ayudan a entender mejor nuestro funcionamiento deportivo y nuestros hábitos de vida, sistemas de domótica que nos hacen la vida más fácil e incluso espejos inteligentes que nos informan sobre el estado de hidratación de nuestra piel.

Según el tipo de objeto y la tecnología que utilicemos, existen distintas formas de almacenar y gestionar los datos. Si solo se trata de un sistema que te permite controlarlo de forma remota, no tiene por qué almacenar tu información, pero, por ejemplo, un reloj inteligente dispone de una tecnología desarrollada para descargarse tus métricas y estas se comparten en una base de datos con tu información y la de otros usuarios.

Normalmente, cuanto más avanzadas y complejas son las prestaciones, el intercambio de datos que se produce es mayor. En consecuencia, si no tomas las precauciones adecuadas o si la empresa no sigue una política apropiada de protección de datos, estás expuesto a una mayor vulnerabilidad. Un tercero podría conocer de forma muy precisa información sobre tu estilo de vida, tus hábitos o incluso la distribución de tu casa o las posibilidades de siniestro que tienes con tu coche.

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¿Por qué debes proteger tus datos ante este tipo de tecnología?

Se estima que esta clase de productos va a seguir teniendo un gran desarrollo en los próximos años. Así quedó confirmado en la publicación de la Estrategia Euro12pea de Datos, donde se afirma que la información recabada por este tipo de aparatos se multiplicara por cinco entre 2018 y 2025. Además del incremento de datos, se espera que el 80 % de estos sea utilizado en sistemas conectados, lo que te hace más vulnerable a los siguientes riesgos:

Una exposición excesiva y no consciente implica una falta de control. Muchos de estos aparatos te ayudan a mejorar considerablemente tu calidad de vida, pero esto también implica compartir grandes cantidades de datos de los que no siempre vas a tener absoluta consciencia. Por otra parte, el proceso es aún más opaco tras la recopilación por parte de las empresas, ya que no tienes visibilidad sobre lo que hacen con ellos.

– Los sistemas receptores de voz (Echo, Alexa, Google Home, etc.). pueden almacenar conversaciones, un factor que no solo implica un riesgo para los dueños, sino también para otras personas, ya que su voz puede quedar guardada en estos equipos.

– También es difícil para ti mantener el anonimato cuando los estás utilizando. Todos los dispositivos inteligentes son identificados por una IP. Si son equipos de uso personal, su uso estará evidentemente vinculado contigo, por lo que te resultará prácticamente imposible emplearlos de forma anónima.

Como puedes ver, el desarrollo tecnológico está trayendo consigo una forma diferente de relacionarse con los aparatos que utilizamos. Ser consciente de la huella digital que dejas es el primer paso para usarlos de forma segura. Conocer las diferentes alternativas que tienes a tu disposición para protegerte y estar al corriente de las leyes que se encargan de velar por tu intimidad son los mejores métodos para saber cómo actuar.

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