La importancia de la confidencialidad en el sector tecnológico

La confidencialidad es un aspecto fundamental en cada vez más sectores profesionales. Desde Gesprodat queremos explicaros, en concreto, el tecnológico, donde está adquiriendo un peso excepcional.

El secreto profesional en el sector tecnológico

No es de extrañar que el secreto profesional sea determinante en un ámbito como el de la tecnología. ¿Por qué? Porque cada avance que se realiza es fruto de un arduo y prolongado proceso de trabajo hasta obtener un resultado intangible, de capital importancia.

Imagínate que una empresa como Microsoft, Apple o Google acaban de realizar un descubrimiento tecnológico top. Sus informáticos, ingenieros y equipos creativos llevan trabajando en ello durante muchos años. El resultado obtenido puede cambiar la historia de la empresa y del sector con una innovación revolucionaria. ¿Qué crees que ocurriría si uno de estos empleados filtra esa información a la competencia?

Tú también te has dado cuenta, ¿verdad? Ese competidor podría adelantarse a su rival o pisarle sus ideas. Y lo haría con una inversión de tiempo, dinero y recursos infinitamente menor. En caso de generalizarse estas prácticas, las consecuencias para el sector tecnológico serían espantosas. Nadie se esforzaría en desarrollar nuevas soluciones o en impulsar nuevos proyectos: sería mucho más rápido y económico copiarlos. Ahora bien, si a nadie le interesa investigar, más pronto que tarde se frenaría el progreso. ¡Menudo desastre!

El secreto profesional es una exigencia imprescindible, pues, para cualquier profesional que trabaja en una empresa tecnológica, científica, industrial, comercial o financiera. Y, de hecho, se ha legislado esta protección informativa. Solo así se pueden evitar las copias y el esfuerzo en I+D+i se verá recompensado por la aceptación de los públicos.

El acuerdo de confidencialidad, una medida legal clave

Las empresas tecnológicas cuentan, fundamentalmente, con dos tipos de colaboradores: internos y externos. Pertenecerás al primer tipo cuando trabajes en una de estas compañías. Y al segundo si eres un proveedor externo que le presta sus servicios.

En ambos casos, guardar el secreto profesional es imprescindible. Para no depender de la buena fe de las personas, se ha creado una medida legal conocida como acuerdo de confidencialidad. Consiste en un contrato que define los límites, las exigencias y los condicionantes que afectan a esa salvaguarda de los conocimientos adquiridos en el desarrollo de una actividad.

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Cómo se elabora un contrato así

Estos acuerdos deben incluir, necesariamente, estos contenidos:

· Nombre y datos de las partes.

· Qué tipo de información se considera no revelable.

· Por cuánto tiempo se mantiene la obligación de guardar el secreto.

· Medidas de seguridad aplicables.

· Restricciones al uso de esa información.

· Si procede, inclusión de la jurisdicción legal de aplicación.

· Conformidad y firma de las partes que protagonizan el acuerdo.

Si quieres frenar el riesgo de fuga de información, este documento legal es la mejor alternativa. Con él posees un documento firmado que expresa el compromiso y la voluntad de ese colaborador de no revelar a nadie la información a la que tendrá acceso durante su actividad, así como las medidas de seguridad que se establecerán para proteger dicha información.

En caso de incumplimiento, y si quedara demostrado que el firmante ha revelado esa información protegida, este documento firmado te permitirá reclamar su acción punible. De este modo, podrás exigir una indemnización, cuya cuantía variará en función de las consecuencias negativas que te haya generado y de las características concretas de la filtración.

Y ello sin perder de vista, además, las posibles consecuencias penales que podría llegar a asumir quien ha revelado esos secretos.

Tenlo claro: la confidencialidad es fundamental para el progreso y el desarrollo empresarial, sobre todo en la tecnología. Por eso conviene protegerla.

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