En GESPRODAT sabemos que estudiar hechos reales es la mejor manera de ampliar conocimientos. Por eso, queremos mostrarte en esta entrada un caso real paradigmático que demuestra a la perfección todo el daño que la no implantación del compliance puede producir a nivel individual, social y empresarial.
¿Conoces la espeluznante historia de Dupont? El gigante de la industria química estadounidense, el cual pasó más de 4 décadas atentando contra el medioambiente y las personas. Sigue leyendo
Dupont, cuando la realidad supera a la ficción
¿Te imaginas una empresa que pasa más de 40 años dañando gravemente a la naturaleza con tanta impunidad como inconsciencia? Seguro que puedes suponer lo que esto implica para el planeta y la vida, así como para la supervivencia de esta organización, cuando esto se descubre y todos señalan su culpabilidad, incluso jurídicamente. No es una ficción, es lo acontecido en el caso Dupont. Pone los pelos de punta.
Tan grave y continuada fue la irresponsabilidad de esta empresa que ha dado pie a la creación de diferentes documentales (como The devil we know, traducido como El demonio que conocemos) y de la película Aguas oscuras. No te los pierdas si quieres ahondar más en este caso verídico.
El caso Dupont parece una historia de terror, pero es tristemente real. El uso del producto químico C8, presente en el teflón y, a través de él, en otros muchos productos tan frecuentes como el hilo dental, algunas bolsas para microondas y ciertas prendas resistentes al agua, pronto fue puesto en entredicho, también internamente.
Además del daño al medioambiente, se asoció a la profusión de enfermedades como el cáncer de testículo o de riñón. Más aún, una empleada embarazada que trabajaba en la división de teflón de esta firma dio a luz un niño con graves deformaciones, como un ojo alterado y un único orificio nasal.
También los vertidos al agua fueron extremadamente perjudiciales para la salud de todos. Los animales del entorno se volvían agresivos, expulsaban baba por la boca, se veían afectados por graves alteraciones e, incluso, morían con los ojos de un extrañísimo color eléctrico.
Cuando más cerca se estaba de la fábrica Washington Works, propiedad de Dupont, más calamitosas eran las consecuencias.
Nada de esto hubiera sucedido si esta compañía hubiera implementado el compliance y actuado con la debida responsabilidad ética y empresarial. Pero no lo hizo. Y lo pagaron demasiadas personas, pueblos enteros y todo el planeta durante demasiado tiempo.
Compliance y responsabilidad empresarial
Lo tienes claro: las empresas no pueden situarse al margen de la ley. Tampoco deben renunciar a su responsabilidad ética y moral en ningún caso. Es cierto que el beneficio es el motor que rige su actividad, pero no lo es menos que esta adquiere su razón de ser en el servicio que presta a la comunidad.
Además, las sanciones y los efectos penales que acarrean estos atentados a la legalidad y, como en este caso real, a la salud pública, tienen antes o después graves consecuencias penales para estas organizaciones. Puedes imaginártelas.
No podemos ignorar nuestra responsabilidad con la salud y el medioambiente. Mucho menos las empresas. Dupont falló prácticamente en todo, pero debes considerar la ausencia de compliance como el principal alimentador de esta catástrofe.
Si hubiera tenido implantado un sistema de cumplimiento normativo, habría identificado de inmediato sus problemas. Y, lo principal, asumir desde el primer momento cuál era su auténtica responsabilidad para, de este modo, reaccionar rápidamente y frenar el origen de estos desoladores acontecimientos.
No lo dudes, este caso real demuestra que el compliance es esencial nos solo para las empresas, sino también para nuestro entorno. Todos debemos actuar en consecuencia.