Cada vez que nos conectamos a Internet, nuestra actividad deja un rastro en forma de cookies. La navegación oculta es el sistema más sencillo para evitar dejar constancia de los lugares que hemos estado visitando y contribuye, a la vez, a reforzar la protección de datos.
La privacidad en Internet
Usemos el navegador que usemos, toda la actividad que se haya llevado a cabo quedará registrada en el mismo. Esto implica que cualquier persona que use después el equipo o dispositivo puede ver a qué lugares hemos accedido nosotros previamente. Pero, además, esta navegación libre puede dejar expuestos importantes datos personales, como las claves de acceso a las redes sociales, el número de la tarjeta de crédito y otras informaciones sensibles protegidas por el RGPD.
Sin embargo, podemos evitar estas situaciones fácilmente abriendo una sesión privada de navegación. Con esta fórmula evitaremos que se almacenen las cookies de los sitios web visitados y que se muestre publicidad relacionada con las búsquedas realizadas. A la vez, impediremos que el navegador guarde el historial.
¿Es realmente segura la navegación anónima y refuerza la protección de datos?
Este uso de la Red en modo oculto permite una protección de datos importante, pero no absoluta. Otro usuario no podrá acceder a nuestro historial de navegación, pero todos los datos de la actividad online quedarán igualmente registrados tanto en el servidor de la empresa que presta el servicio de Internet como en el de las páginas webs que hayamos visitado. Si se trata de un ordenador de empresa, por mucho que se utilice el modo oculto para navegar, la información quedará almacenada en los servidores de la misma.
Pero, aunque la protección no sea absoluta, el uso de los modos privados de navegación es de mucha utilidad para proteger nuestros datos personales, especialmente cuando se está usando un equipo compartido (el ordenador de una biblioteca, el del trabajo, etc.).
Otras alternativas de protección de datos en Internet
Para proteger de verdad la privacidad hay que tomar diferentes medidas. Para empezar, debemos abrir siempre una sesión de navegación en oculto (la mayoría de los buscadores disponen de esta función). Pero también se debe recurrir al uso de una red VPN que cree un túnel de conexión privado entre el equipo y el servidor remoto, o directamente huir de los navegadores más comerciales y usar otros más específicos.
Un buen ejemplo de navegador que ofrece una protección total es Tor, que hace anónimos todos los datos de navegación, provocando que la actividad desarrollada online en ningún caso se pueda llegar a asociar con una identidad real.
A fin de evitar que los anunciantes obtengan demasiada información sobre los usuarios de un equipo, se pueden instalar extensiones y complementos del navegador que limitan la cantidad de datos a los que las empresas pueden tener acceso.
Los hábitos online desvelan mucha información sobre las personas e incluso pueden poner en riesgo la confidencialidad de ciertos datos. Usar una navegación oculta y combinar esta medida con otras reduce de forma muy notable el riesgo de que los datos de carácter sensible acaben en manos ajenas.