Las nuevas tecnologías implican la conexión a internet de cada vez más dispositivos y más personas. Todo lo que se hace en internet deja una huella digital y, por eso, genera una serie de datos donde quedan plasmados los movimientos de los usuarios.
La recogida de estos datos es uno de los asuntos que preocupan al Derecho de las nuevas tecnologías y para ello se actualizan continuamente la LSSICE y la LOPD. Estas leyes y, en general, todo el ámbito del Derecho de nuevas tecnologías, tratan que los datos personales e íntimos de los usuarios estén a buen recaudo y no se utilicen con fines comerciales ni para violar la intimidad.
Debido a la gran cantidad de datos que se generan, nace el concepto de big data. Esta es la manera de nombrar a la gestión de un volumen de datos tan extenso que no pueden ser tratados con los mecanismos tradicionales.
El big data es un concepto que engloba a todas las infraestructuras, tecnologías y servicios que han sido creados para poder manejar estos datos, los cuales agotan la capacidad de los softwares creados con la finalidad de gestionarlos.
Otro de los retos que presenta el big data es el hecho de que se deberán gestionar datos estructurados y no estructurados. Mientras que los datos analizados anteriormente estaban estructurados, actualmente, el big data cuenta con datos estructurados y no estructurados. Esto hace que las empresas encuentren mayor dificultad a la hora de comparar dichos datos, por lo que sacar partido de los mismos se convierte en una tarea compleja.
Sin embargo, este gran volumen de información lleva manejándose por las empresas bastante tiempo y por ello ya se han creado herramientas lo suficientemente potentes como para hacer frente al big data. En muchos casos, las empresas acuden a una consultoría de protección de datos para saber cuáles son los que pueden utilizar y cuál es la mejor herramienta para procesarlos.
Otro de los factores a tener en cuenta es la separación de los datos inservibles, aquellos que no aportan información valiosa para la empresa. Pero, a pesar de esto, merece la pena llevar a cabo esta gestión ya que permite detectar las tendencias que se están dando en la red, para poder encauzar el camino de la empresa en la dirección adecuada.
Conocer mejor al cliente es otra de las ventajas que ofrece el big data. Esto permitirá aportar valor a la empresa y tomar las decisiones adecuadas con respecto al consumidor, reduciendo riesgos y creando productos más adaptados al usuario.
Sin lugar a dudas el big data trae consigo una gran cantidad de ventajas. Sin embargo, este incluye datos provenientes de mensajes en redes sociales, archivos de audio, señales de móviles, emails, datos de encuestas entre otros.
Es por esta razón que entra en juego hasta dónde llega la libertad de las empresas para acceder al big data y dónde está el límite de lo que es público y privado para el usuario. El Derecho de las nuevas tecnologías debe estar alerta para evitar que se produzcan abusos en el uso de estas informaciones.