Saber dónde miran los consumidores, cuando abren una página web; qué zonas atraen su atención; y, en definitiva, cómo se comportan, cuando visitan el site de una marca. Con este objetivo, la mayoría de empresas de marketing online recurre a herramientas web basadas en mapas de calor. ¿Qué son y en qué consisten?
En analítica web, es vital establecer KPIs, para medir los resultados de una estrategia de marketing online: desde qué redes sociales se genera el tráfico web, tasa de permanencia, usuarios, sesiones y páginas vistas. De forma complementaria, los heatmaps ayudan a monitorizar y saber qué elementos web generan mayor impacto y engagement y cuáles provocan mayores tasas de rebote y abandono.
[Tweet «¿Sabías que el ojo humano sigue una serie de patrones a la hora de leer una web?»]
Al igual que sucede con los medios tradicionales (como el periódico en papel), el ojo humano sigue una serie de patrones a la hora de leer una web. Los mapas de calor, basados en el método del eye-tracking, muestran de forma gráfica este fenómeno mediante una termografía. Así, las zonas con menos respuesta y tasa de clic aparecen en colores fríos, frente a las partes con mayor foco de atención (“puntos calientes”), representadas por colores cálidos.
En la actualidad, existen distintas aplicaciones para desarrollar heatmaps, tales como la facilitada por Google (Page Analytics); CrazyEgg (de pago); o SumoMe, para WordPress (gratis).
Además de proporcionar datos, para cruzar con otras métricas, los mapas de calor brindan información muy útil para optimizar la inserción de publicidad o Calls to action en la web o poder detectar a tiempo posibles errores: formularios de registro, procesos de compra online.
En definitiva, basada sobre una muestra amplia, durante un periodo de tiempo prolongado, esta técnica permite arrojar luz sobre las estrategias de marketing digital y el ROI alcanzado. Aunque son fáciles de aplicar, lo ideal es recomendar su implementación y posterior análisis a una consultoría de marketing, para minimizar riesgos.
