Cuando se habla de la LSSICE, se hace referencia a la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico, que recoge las obligaciones de los propietarios de los sitios web, entre las que destaca informar a sus usuarios de las condiciones de uso de la web. Esta ley, entre otras, es la que va a regular el uso de Internet, tanto de proveedores como de usuarios.
Los menores forman uno de los sectores de la sociedad más vulnerables ante los peligros de la Red. Todavía no son conscientes del todo de los riesgos y se sienten seguros en su hogar y tras una pantalla, pero Internet abre una ventana al mundo que puede traerles problemas.
La LOPD, Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal, se encarga de proteger a los más jóvenes. Impone que sus datos personales solo se puedan someter a tratamiento cuando sean mayores de 14 años. Para el resto, las empresas necesitarán el consentimiento de los progenitores. Establece medidas de seguridad para dicho tratamiento e, incluso limita, los datos que pueden recabarse del menor. Esto ayuda, en cierto modo, a los padres, pero sigue existiendo mucha inseguridad.
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En lo que corresponde a los padres, existen programas de control parental que se pueden instalar en los ordenadores, móviles y tablets y que eliminan los contenidos no aptos para menores. Es recomendable vigilar las fotos que de los menores que se suben a la Red y lo que ellos mandan y reciben, evitando invadir su intimidad. Otra posibilidad es acudir a una consultoría de protección de datos, de modo que se les pregunte sobre el Derecho de las Nuevas Tecnologías.
Hay que enseñar a los niños a respetar a los demás, no decir en Internet lo que no dirían cara a cara y usar las redes con inteligencia. Es el camino idóneo.