Las casas inteligentes y la domótica han experimentado, en los últimos años, un gran avance, debido al desarrollo exponencial de la tecnología en este campo, que, incluso, ya está presente en los smartphones y tablets. Como ya se sabe, hoy es posible interconectar distintos dispositivos eléctricos en el hogar, para intercambiar, procesar y recopilar información y, por tanto, hacer a los usuarios la vida más sencilla y cómoda, algo que se conoce como el «Internet de las Cosas» y que ha llegado para quedarse.
De hecho, está regulado, incluso, a través del Derecho de las Nuevas Tecnologías, pero, realmente, ¿es segura esta tecnología y cumple con leyes como la LOPD y LSSICE?, ¿existe riesgo de poder sufrir ataques cibernéticos en el propio hogar?
Las casas inteligentes serán cada vez más funcionales, cómodas y con tareas automatizadas, pero, como ocurre con los propios ordenadores y smartphones, también pueden acarrear riesgos para la privacidad y seguridad, ya que su propia complejidad hace más difícil que puedan ser totalmente seguras, a pesar de los esfuerzos de los fabricantes.
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De esta forma, existen riesgos de posibles ataques a los dispositivos, que pueden ser inutilizados o controlados, desvelar datos de la privacidad y seguridad de los usuarios e, incluso, hacer la vivienda vulnerable a robos y secuestros y provocar accidentes con los aparatos electrónicos o hacer a la víctima partícipe de actividades ilícitas.
Por estos motivos, resulta fundamental mantener una especial atención en la seguridad de los dispositivos a través de su continua revisión, para comprobar que cuentan con una configuración segura, incluida la conexión del wifi, la instalación de herramientas de protección y una completa información sobre la seguridad de los dispositivos inteligentes (antes de adquirirlos) y las actualizaciones del software. Además, también se hace necesario acudir a una consultoría de protección de datos, para garantizar la máxima seguridad y privacidad de la casa inteligente.