Algunos responsables y empresas de marketing confunden, en muchas ocasiones, los términos inbound marketing y content marketing. Podrían parecer sinónimos, pero no lo son.
Para empezar, por su historia. Mientras que el content marketing fue acuñado por John Deere (fundador de Deere & Company) en 1895, hubo que esperar hasta 2005 para ver el primer uso del término inbound marketing: fue Brian Halligan, CEO de la consultoría de marketing y redes sociales HubSpot el primero que lo utilizó.
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Además de las fechas de aparición, también cabe destacar que el content marketing surge en un ambiente offline, mientras que inbound marketing es un término propio del marketing online. Sus objetivos también varían: el primero “educa” a la audiencia y el segundo va más allá, atrayéndola hacia la marca.
Por otra parte, no se entiende el inbound marketing sin el content marketing, pues para generar atracción se deben ofrecer contenidos de calidad, relevantes y que realmente interesen a la audiencia.
Pero es que en el panorama actual, en el que se generan más de 2,5 trillones de bytes de información al día (según IBM) para que la información llegue a esos usuarios debe destacar (y de qué manera) frente a lo que ofrece la competencia.
Así que se puede decir que ninguna estrategia de content marketing tiene sentido sin aplicarle inbound marketing. Eso sí, no todo son diferencias: y es que en ambos existe el concepto de contenidos como epicentro y ambos trabajan con una audiencia muy definida.
En resumen, parafraseando al CEO de HubSpot Brian Halligan: el contenido es necesario pero no suficiente en el marketing online. Para llegar al público se requiere manejar sutiles cauces de comunicación. La fuerza del inbound marketing es la de generar fricción con los posibles clientes, crear interacciones y una comunicación bidireccional. En definitiva, hacerse parte de la marca.