Internet y las redes sociales han cambiado las reglas del marketing, y el marketing online ha tenido que evolucionar, dando lugar al Inbound marketing. Este nuevo concepto nace para adaptarse a los cambios en el comportamiento de los consumidores, que ya no se conforman con ser receptores pasivos de información y cada vez son más sensibles a la intrusión que supone la publicidad tradicional.
Los consumidores están cansados de que les digan lo que tienen que comprar, y desconfían de quien les intenta vender la moto. Por ello, el inbound marketing no va a buscar al consumidor, sino que intenta que sea el consumidor el que se acerque a la empresa libremente. Para conseguirlo, crea y distribuye contenido que responda a las necesidades del consumidor.
El inbound marketing se basa en tres pilares: SEO, marketing de contenidos y marketing de redes sociales. Todos ellos deben integrarse en una misma estrategia, siendo el marketing de contenidos el pilar central, sin el cual las otras piezas no se sustentan. Para lograr la atención y la confianza del consumidor, es preciso ofrecerle contenidos útiles, es decir, contenidos que traten sobre él, y no sobre la empresa. Así pues, el primer objetivo debe ser comprender qué necesitan o quieren saber nuestros posibles clientes, ya sea través de nuestra experiencia o con la ayuda de una consultoría de marketing.
Una empresa del sector de la alimentación que ofrece vídeo-recetas, un fabricante de productos para bebés que proporciona manuales de crianza a la madres, una marca de cervezas que propone listas musicales o empresas de marketing que escriben un blog sobre marketing. Todos ellos son ejemplos de marketing de contenidos. Acciones que generan un clima de credibilidad y confianza hacia la empresa, puesto que el consumidor percibe que la empresa es transparente y ofrece conocimientos. Una buena manera de conseguir muchos ‘me gusta’ sin pedirlos.