Muchas veces, querer conectarse a una red WiFi para ahorrar en la tarifa propia de datos puede resultar muy caro a nivel de privacidad y protección de datos. Por eso, la Ley de Servicios de la Sociedad de Información y de Comercio Electrónico (LSSICE) regula y sanciona los servicios que se realizan a través de Internet y la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal LOPD obliga a informar de la recogida y grabación de esos datos, con el previo consentimiento del usuario.
En ocasiones, las conexiones a redes públicas no son fiables y enmascaran un fraude, con la intención de robar archivos multimedia, acceder a cuentas personales, suplantar personalidades, etc.
Hay que tomar ciertas precauciones cuando un usuario se conecta a las redes WiFi públicas. Las más importantes son las siguientes:
– Instalar las actualizaciones del sistema operativo del dispositivo a usar.
– Evitar intercambiar información privada o sensible, como, por ejemplo: datos bancarios y personales, contraseñas de correos electrónicos, redes sociales…
– Evitar conectar el dispositivo móvil (bien por cable, bien por Bluetooth), de modo que los hackers no puedan acceder a ese aparato y a los datos y archivos contenidos en él.
– Tener instalado un firewall o cortafuegos que se encargue de bloquear el acceso de usuarios no autorizados previamente.
– Disponer de un antivirus de calidad y correctamente actualizado.
– Desactivar la opción de sincronizar el dispositivo, para no permitir hacer copias de seguridad, sincronización de contactos, emails…
– Navegar por páginas web seguras (cuya dirección siga el protocolo encabezado por https).
Lo más recomendable es acudir a una consultoría de protección de datos para informarse del mundo online y del derecho en nuevas tecnologías, estar convenientemente enterado de los peligros existentes y, así, evitarlos con garantías.