La compra por Internet constituye una pauta de consumo de creciente implantación en España, a pesar de que todavía queda lejos de las cifras que alcanza en otros países de su entorno.
Se trata de un fenómeno en el que se deben tener en cuenta aspectos legales relativos a la LOPD (Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal , LOPD) y algunas normas relativas a Internet (Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico, LSSICE). Cuestiones, por otro lado, cuya regulación se revela como una materia de trabajo propia de las empresas de consultoría y auditoría.
Grandes ventajas en comodidad, siempre y cuando se hagan con garantías
El comercio electrónico cuenta con una serie de ventajas, tales como la comodidad, la exclusividad y la posibilidad de optar a numerosas y atractivas ofertas. No obstante, existen diversas reticencias a esta fórmula por parte del consumidor. Básicamente, las relativas a la seguridad del proceso y los problemas con envíos y devoluciones.
A la hora de comprar un producto o contratar un servicio por la red, han de considerarse determinadas medidas para garantizar el éxito de la operación. En primer lugar, ha de comprobarse que el ordenador es seguro, es decir, está libre de programas espía y virus. La identidad de la empresa vendedora ha de resultar verificable. Además, conviene conocer regulaciones y derechos sobre comercio electrónico.
Por otro lado, deben evaluarse todas las cláusulas y condiciones que afectan a la operación económica en concreto. Resulta imprescindible, por lo tanto, guardar copias de los documentos que atestigüen el proceso de transacción. Asimismo, otras precauciones se refieren a en la constatación del inicio de la dirección de la web (URL) por https:// o en no introducir bajo ningún concepto el número PIN de la tarjeta de crédito.
En definitiva, el comercio electrónico se revela como un fenómeno en auge y conocer a fondo sus entresijos mejora la experiencia del consumidor.
