Cuando una empresa desconocedora de las redes sociales pide a una consultoría de social media una auditoría de sus perfiles, lo habitual es que esta sea honesta y aconsejen lo que deben dejar de hacer y lo que deben empezar a hacer.
Sin embargo, a veces el cliente prefiere hacer caso omiso, bien por desconocimiento de sus consecuencias, bien por pensar que puede ir en contra de su empresa. Muchas de estas ocasiones se pueden infligir normas. La estrategia debe ser una adecuación de la LOPD (Ley de Protección de Datos) y respetar la adaptación de la LSSICE (Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico).
Para evitar esto, una consultoría nunca publicará ciertas cosas en redes sociales:
1. Pedida de datos personales: jamás se pedirá a un usuario que publique sus datos. Siempre se especificará que lo mande por privado.
2. Datos completos: parece de sentido común, pero se han visto más de una vez teléfonos o emails en los muros de Facebook. Si es grave pedirlos, más lo es publicarlos.
3. Comentarios negativos hacia la competencia: en cualquier sector existe competencia, pero no hay que caer en el enfrentamiento con otras marcas. Hay que centrarse en los puntos fuertes propios o se saldrá perjudicado.
4. Amenazas y malos modales: puede que un cliente tenga o no la razón, pero amenazarle o caer en su nivel nos despoja de cualquier argumento posible. Dar siempre una buena contestación, incluso al usuario más irrespetuoso, sumará puntos a favor de cara al público.
5. Fotografías sin consentimiento: existen bancos de imágenes gratuitos donde encontrar fotografías para ilustrar publicaciones. Hay que evitar usar fotos de otros, sobre todo si aparecen personas o marcas. Si se quiere usar una imagen en concreto, lo ideal es pedir permiso al autor. Si se cuenta con un repertorio propio, mejor.
