Internet se ha convertido en un gran tema de debate entre padres e hijos. En la red no solo está en juego la protección de datos privados, sino la propia seguridad infantil. Por ello, cada vez más, los padres apuestan por herramientas de control de la navegación que hacen sus hijos, ya que se ha demostrado que un 9% de los jóvenes sufren acoso a través de Internet.Pero no solo existe este problema, cualquier consultoría sobre el tema revelaría que también son muy preocupantes dos fenómenos: la adicción a las tecnologías y el acceso de los menores a contenidos que no son aptos para ellos.
El auge de Internet y las redes sociales ha provocado que cada vez sean más las empresas que solicitan una auditoría para comprobar si sus sistemas de protección de datos cumplen con la adaptación LOPD y con la LSSICE. Pero la protección de los menores no está tan estandarizada y controlada como en el ámbito empresarial.
En un contexto en el que el 92% de jóvenes tiene acceso completo a la red a través de ordenadores y móviles, los padres, que son los que han de controlarlos y velar por su protección, suelen no percatarse de lo que ocurre, al no estar tan bien formados en esta materia como sus hijos. Asimismo, han de enfrentarse a las voces en contra del control parental, que lo tachan de censura.
Si se acude a la ley, también hay contradicciones. Tanto la Constitución, en su artículo 18, como la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor, en su artículo 4, destacan el «derecho a la intimidad» del menor, pero también resaltan que son los padres o tutores quienes han de protegerlo.
Algunos jueces se han refugiado en la aplicación correcta de la LSSICE y la LOPD para proteger al menor, pero todavía hay un gran debate abierto en torno al tema.