En la Edad Media aparece en la Corona de Aragón la figura del habeas corpus, una serie de protecciones que el reo tiene sobre su persona y que pronto se extenderán hasta el Consejo de Castilla de Madrid y acabarán configurando uno de los aspectos fundamentales del Derecho Penal. De esta figura surge con el paso del tiempo el llamado habeas data: la posibilidad que tiene cualquier persona inscrita en un banco de datos de acceder a los mismos y solicitar su eliminación o corrección si estuvieran equivocados. Un aspecto de la protección de datos que, evidentemente, ha sido revolucionado por Internet.
Ahora mismo la Red es el mayor banco de datos del mundo, y resulta realmente difícil hacer la adaptación a la misma de este derecho del habeas data. Sin embargo, esto no debe empujar al particular a renunciar a este derecho, sino que, por el contrario, debe conocer perfectamente las posibilidades que tiene al respecto. De esta forma, la LSSICE impone la existencia de un derecho al olvido, sobre el que ya se ha hablado extensamente en los últimos tiempos, que no es sino una manifestación extrema de este habeas data.
No obstante, este derecho podría resultar insuficiente porque el habeas data recoge la posibilidad no sólo de eliminar esos datos cuando son inexactos, sino también de modificarlos, y esto podría resultar más complicado en la Red. Evidentemente los datos personales tienen una especial consideración de seguridad en la Ley Orgánica de Protección de Datos, pues tal y como reconocen desde cualquier Consultoría LOPD, esta ley recoge, aun sin nombrarlo expresamente, el habeas data. Por lo tanto, ¿cómo llevarlo a cabo de forma efectiva?
La legislación española impone una serie de mecanismos, regulados por la AEPD, que podría resultar efectivos en estos casos. Pero, como es habitual, es la prevención y el conocimiento de los propios derechos lo realmente efectivo.
