Existe una tesis neurológica, defendida en su día por el prestigioso Oliver Sacks, que dice que los primeros americanos que atisbaron las carabelas colombinas no pudieron llegar realmente a “verlas”, ya que constituían algo tan anómalo para ellos que su cerebro se negaba a procesarlo. Y es que los cambios en el entorno influyen de forma decisiva en la percepción de las cosas a través de nuestro cerebro. Y la tecnología online más moderna no puede ser, en modo alguno, ajena a este hecho. Efectivamente la extensión de las nuevas tecnologías ha supuesto grandes oportunidades de comunicación personal y desarrollo potencial para empresas (el marketing online o la reputación online son dos buenos ejemplos) provocando además ciertos cambios a nivel neurológico tan interesantes como positivos.
Así, por ejemplo, está demostrado que las personas con frecuente uso de la comunicación online resultan más creativas, puesto que deben hacer frente a una serie de desafíos en continuo cambio, además de haber desarrollado una mejor percepción visual. Una leve pérdida de capacidades mnemotécnicas, por su parte, se ha visto completada con una mayor intuición a la hora de buscar información. Además, resulta curioso que según algunos estudios universitarios en la actualidad los seres humanos soñemos más en color, al contrario que nuestros abuelos, que frecuentemente veían cómo su fase REM creaba imágenes en blanco y negro. La causante de este cambio no es otra que la televisión y su cambio de la bicromía a las nuevas posibilidades de definición.
Pero no todo es positivo en este sentido. Efectivamente, actualmente los seres humanos somos más propensos a experimentar ansiedad por no estar conectados (si por ejemplo hemos olvidado el móvil) y tenemos menos capacidad de sorpresa ante nuevos estímulos (por ejemplo visitar por primera vez Madrid después de cientos de visitas virtuales en forma de fotos o videos). Posibles problemas para dormir y la impresión de que el móvil está sonando hasta cuando no lo hace son otros efectos secundarios de este cambio vital que no ha hecho sino comenzar.
