La medida, anunciada recientemente por la presidenta brasileña, busca impedir el espionaje.
Los ecos del caso Snowden, que reveló un complejo caso de espionaje por parte de algunas agencias gubernamentales estadounidenses a particulares, empresas y gobiernos de todo el mundo, están aun lejos de apagarse. El último coletazo de las consecuencias que dichas revelaciones han tenido se ha conocido hace pocas horas, y tiene a Brasil como protagonista.
Ha sido la propia presidenta brasileña, Dila Rousseff, quien se ha encargado de anunciar la noticia a través de su cuenta de twitter. A partir de ahora el Gobierno brasileño contará con un novedoso sistema de protección sobre sus correos electrónicos, que buscará evitar interferencias como las denunciadas por Snowden en su informe.
Recordemos que cuando se hicieron públicas las palabras del antiguo analista de la CIA, el Gobierno brasileño reaccionó declarando que la intromisión en la intimidad de sus mensajes tenía “contenido comercial y estratégico” y no “de defensa” como aducían la Agencia estadounidense. Para Brasil sus intenciones eran el prever diversos movimientos mercantilistas brasileños en sectores donde Estados unidos pudiera tener intereses
De tal forma, y para prevenir futuros nuevos atentados contra la intimidad y una fuga de agua en la protección de datos del Gobierno brasileño, buscando asegurar la seguridad e inviolabilidad de los mensajes de los miembros del ejecutivo federal brasileño. Igualmente, el Ministro de Comunicaciones brasileño, Paulo Bernardo, planteo la posibilidad de extender en el futuro este sistema a la totalidad de los ciudadanos del país sudamericano, implementando de esta forma un servicio de protección y seguridad sobre los datos personales en Internet de forma gratuita.
Diversos sectores dentro del mundo de la agencia de protección de datos o de la abogacía especializada en el tema se han felicitado con estos movimientos del Gobierno Brasileño, mientras que otros, más prudentes, han alertado sobre la posibilidad de que los sistemas estatales acaben teniendo las mismas fallas en la protección de la intimidad personal que otro tipo de sistemas. Habrá que estar, pues, atentos a la implantación de esta idea novedosa para constatar su índice de éxito y su posible extensión a otros países.
