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Seguridad versus protección de datos en los hoteles españoles

LOPDAlgunos hoteles de la costa mallorquina deciden instalar cámaras para filmar a sus clientes más conflictivos. La protección de los datos personales es uno de esos derechos que en ocasiones se encuentra en oposición a otros, tal y como se puede ver en las últimas fechas en la localidad mallorquina de Magaluf.

Como han informado desde los propios organismos hoteleros, en los establecimientos de esta localidad mallorquina se han comenzado a tomar una serie de medidas frente a los turistas que abusan de sus servicios. Medidas que perfectamente podrían ser objeto a una auditoría de protección de datos y que, en algunos casos, podrían estar en franca oposición a la legalidad de protección de datos existente en la actualidad.

Así, el representante de los hoteleros de Magaluf ha declarado la intención de iniciar una “lista negra” de turistas que hayan hecho algunos actos considerados como especialmente graves. Entre estos pueden citarse el famoso “balconing”, la destrucción de mobiliario publico o del establecimiento hostelero, o los altercados con el personal del mismo.

Sin embargo, pronto diversas asociaciones han avisado sobre la posible ilegalidad que un documento de esta categoría podría tener, por violentar los presupuestos contenidos en la Ley Orgánica de Protección de Datos. En la actualidad, el documento está siendo estudiado por parte de los promotores de dicha propuesta y que en caso de irregularidad, el proceso debería experimentar una adecuación a la LOPD.

Estos mismos tuvieron que dar marcha atrás en su primera intención, que no era otra que la de filmar con cámara oculta los desmanes de los gamberros. Consultados abogados y alguna agencia de protección de datos quedaron advertidos de que la instalación de las mismas contravenía expresamente el derecho a la protección de la intimidad recogido en el sistema español, y podría ser objeto de denuncia por las partes afectadas.

Es solamente el primer capítulo de una lucha que está previsto sea larga, y en la que los hosteleros parecen dispuestos a todo para intentar mantener el orden frente a los malos turistas que resultan más perjudiciales que beneficiosos para la economía del lugar.

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